Qué visitar en Dublín en dos días

Nunca había estado en la capital irlandesa, de hecho era mi primera vez en Irlanda y con mi búsqeda de información y mi experiencia personal hoy te traigo ideas sobre qué ver en Dublín en dos días.

Esta vez  iba a celebrar mi regalo de cumpleaños, con mi padre, en Dublín contábamos con tan solo dos días y medio pero en esta publicación te demostraremos que a pesar del poco tiempo es posible visitar  muchas cosas y adentrarnos en la cultura irlandesa.

Llegada al centro de Dublín

Llegamos en torno a las 20.00 al aeropuerto de Dublín, para dirigirnos al centro de la ciudad cogimos el autobús número 747, el precio de ida es de 7€/persona y nos dejaba prácticamente al lado de nuestro hotel. El alojamiento donde pasamos las tres noches tenía una buena relación calidad precio, muy céntrico con el inconveniente que no tenía ascensor.

Nuestra primera parada fue el pub Porterhouse dónde tomamos un par de pintas y disfrutamos de la música en directo.

Eran ya las 22.00 y todavía no habíamos cenado, entramos en el primer restaurante que vimos abierto y comimos un par de de pizzas deliciosas. El restaurante italiano se llamaba Café Topolis.

Primer día

Nos levantamos en torno a las 8.30 a.m y directos a desayunar a la cafetería dónde desayunaríamos el resto de días, Ann’s Bakery. Pedimos un par de cafés y una especie de donut relleno de mermelada de fresa. ¡Muy calórico pero súper rico!

Esa mañana teníamos reservado un freetour a las 11 a.m con la empresa Civitatis en la plaza Barnardo pero nos adelantamos una hora y nos dejaron unirnos al tour de las 10  a.m sin problema.

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Temple bar es uno de los barrios con más personalidad y caracterísitico de Dublín

Un freetour siempre es importante para ubicarte y tener una primera toma de contacto con la ciudad. Nuestro guía era un joven argentino encantador el cuál nos recomendó lugares que no puedes encontrar en las  guías de viaje. Durante el tour visitamos el barrio de Temple bar, el  Castillo de Dublín, el Ayuntamiento, el Hotel Clarence, la Biblioteca Chester Beatty, las reliquias medievales, el Barrio vikingos de la ciudad, el Dublín georgiano, la Catedral de Christ Church , los jardines Dubh Linn y el Trinity College, nuestra última parada.

Algunas curiosidades que aprendimos en el tour

  •  La policía conocida con el nombre de «Garda» no lleva armas de fuego y muchos de ellos van de incógnito por las calles para que nos les reconozcan
  • A Dublín se le reconoce con el nombre de Laguna Negra porque lo hay que en subsuelo es carbón vegetal
  • La franja verde de la bandera de irlanda representa la mayoría nativa gaélica, la franja naranja significa la minoría de colonos británicos, y la franja blanca significa la paz entre los dos grupos
  • En Dublín no se comercializa el pescado, de hecho no te encontrarás ninguna pescadería en la ciudad.
  • En la capital de Irlanda no hay casi perros por la calle. Según nos contaron los irlandeses son gente muy sociable que al terminar la jornada se reúnen en los pubs para tomarse una pinta.

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Cuando acabamos el tour paseamos por los jardines del Trinity College aprovechando el estupendo tiempo que teníamos y posteriormente fuimos directos a comer al Pub O’neills donde degustamos un plato típico tradicional como es el Irish Stew (un estofado elaborado con carne, verduras, patatas y salsa hecha con cerveza Guinness) acompañado de una pinta.

La siguiente parada era la que más ilusión me hacía del viaje, visitar el parque Phoenix Park, el parque más grande de Europa situado a escasos kilómetros del centro de la ciudad donde es posible encontrar multitud de familias de ciervos.

Para visitar el parque te recomendamos alquilar una bicicleta en la propia entrada, el precio por persona/hora es de 6€. Ver el atardecer mientras pedaleas y te encuentras con manadas de bambis es una experiencia única que debes hacer sí o sí durante tu visita a Dublín.

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Los ciervos no serán los únicos animales que te encuentres en el parque. Existen muchos tipo de aves y ardillas correteando por los árboles

 

¡Ya era hora de coger energía y relajarnos! así que nos dirigimos de nuevo hacia el barrio Temple Bar y nos tomamos una cerveza disfrutando de la música en vivo en uno de los pubs más fotografiados de Dublín: Temple bar . El guía del tour nos dijo que la licencia para tener música en directo en los pubs les costaba a los dueños a penas 30€ al año.

Esa noche cenamos en el mismo pub donde habíamos tomado las dos pintas la noche anterior y donde comeríamos mejillones con salsa de nata (plato tradicional) y unas croquetas.

Segundo día

Nos levantamos con el cielo totalmente encapotado , nos dirigimos a la cafetería donde habíamos desayunado el día anterior y planeamos el segundo día en la capital irlandesa.

Caminamos 15 minutos y llegamos a la biblioteca del Trinity College actualmente posee en su interior casi tres millones de libros repartidos en ocho edificios. El precio para poder acceder es de 12€/persona. Nuestra siguiente parada era apreciar las vistas de Dublín desde la biblioteca Chester Health, la entrada es totalmente gratuita y durante nuestra estancia se podía entrar a ver la exhibición The Buddhist Tales (disponible del 14 junio 2019 hasta el 26 enero de 2020), desde el segundo piso te encontrarás unas vistas magnificas del castillo y de los jardines Dubh Linn.

En esta biblioteca se grabaron tomas de la película de Harry Potter

Parecía que el tiempo nos estaba dando una pequeña tregua y comenzaban a salir los primeros rallos de sol, así que nos dirigimos hacia el parque más conocido de la ciudad: Saint Stephen’s Green situado en uno de los extremos de Grafton Street, una de las calles comerciales más importantes de la capital irlandesa.

Ya era la hora de comer así que gracias a la recomendación de un compañero de Paula del trabajo nos dirigimos hacia la hamburguesería Bunsen, no te esperes muchos tipos de hamburguesa de hecho solo tienen cuatro en la carta y tres tipos de patatas. Las hamburguesas estaban deliciosas y el servicio fue excelente.

Era nuestra última tarde y la queríamos aprovechar al máximo, así que nos dirigimos hacia la cárcel Kilmainham Gaol a unos 50 minutos caminando del centro, en ese lugar se encarceló a muchas de las personas que lucharon por la independencia de Irlanda.

Cuando llegamos la chica de recepción nos dijo que teníamos que esperar una hora y cuarto para poder entrar en el siguiente turno, no teníamos mucho tiempo así que por desagracia tuvimos que darnos la vuelta. Os aconsejamos consultar los horarios antes de visitarla.

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El río Liffey divide a Dublín en dos, la zona norte donde habita la mayoría de clase obrera y la sur donde se alojan las personas con mayor poder adquisitivo

La segunda parada que queríamos hacer esa tarde era visitar la fábrica de Guinness, te recomendamos comprar la entrada online, te ahorrás 4€ que podrás usar para comprarte una pinta. No obstante si prefieres comprar la entrada en taquilla el precio es de 25€ y si eres estudiante 22€

Durante tu visita en el museo conocerás la historia de la cerveza Guinness, te explicarán cómo se elabora desde el primer momento, conocerás a sus patrocinadores y los spot publicitarios de la marca, podrás tirar una Guinness y hacer una cata de cervezas, por último podrás subir a la azotea para visitar el restaurante Gravity dónde tendrás un estupendo atardecer con una vista 360 grados de la ciudad.

Ya eran las 7 p.m.  y estábamos bastante cansados así que fuimos a descansar a un pub irlandés cerca de nuestro hotel para posteriormente cenar en el pub murray’s, un bar ubicado en la zona norte de la ciudad donde pedimos gracias a vuestras recomendaciones la deliciosa Guinness Pie y  la Seafood Chowder (una especie de caldereta o sopa de marisco muy pero que muy sabrosa)

Vuelta a casa

Tan solo teníamos dos horas, desayunamos en el lugar de siempre y entramos a comprar un jersey navideño a Penny’s (Primark Irlandés), era enorme con unos precios más rebajados que en España y con mucha más variedad.

Aquí terminaba nuestra aventura de padre e hija en Dublín. Como un pequeño resumen te diremos que la capital irlandesa es una de las ciudades con más vida de Europa que hemos visitado, su gente es encantadora y el amor de los irlandeses por su tierra se palpa en el ambiente.

¡Hasta la próxima!